"Creí de veras que me amaba porque yo la amaba. Pero nunca llamó, nunca volvió a escribir, ni yo tampoco lo hice. ¿Para qué? Sería una carta de reproches y eso no estaba en mi estilo. Esperé y olvidé con rencor. Solo al cabo de unos meses me entró la terrible duda de que tal vez Fabienne no hubiera podido cumplir su promesa porque algo involuntario, fuera de su control, se lo impidió."
-Adolfo García Ortega
Autómata
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