Mentiría si dijera que no me duele estar sola.
Que no echo de menos que me cuiden.
O que se interesen por mí, o por cómo me ha ido el día.
Que me digan que me echan de menos.
Que tienen ganas de hablar conmigo, de verme...
(Tampoco es nada nuevo, mi queja siempre es la misma)
Son muchas cosas las que se echan en falta.
Pero creo, que lo que más,
es que me llamen a las tantas de la madrugada
para decirme que tienen ganas de oír mi voz.