"Volverás rota. Le quisiste, lo aprendiste de memoria, y luego se fue. Os fuisteis. Construisteis puentes entre los dos, y ahora ya no llevan a ningún lugar. Entonces vuelves, me llamas, pides perdón como si haberle amado fuese el peor error de tu vida. A nadie le gusta estar solo. Y me encuentras roto, también como otro puente que no lleva a ninguna parte. Me gustaría saber cómo reconstruirme de cero. Cómo echarme abajo, levantarme con más estabilidad, encontrar otro norte. Intentar, en definitiva, escapar lo más lejos posible de lo que soy. Yo no he querido, entretanto. No he aprendido ninguna dirección, ningún número, ninguna forma de besar que no sea otra que esa con la que se besa el vacío. Mi vida estos años ha sido una extensión de noches, y días, y noches y más días. He perdido todo lo que tuve. Todo sobre lo que un día dije "esto para quien lo quiera". No encontré a quien lo quisiera. No llevo a ningún lugar. Vuelves, me llamas y pides perdón ignorando que yo ya no puedo perdonar el pasado. Que tú eres una grieta. Una tonta imperfección en mi estructura, y ahora quiero echarme abajo, levantarme con más estabilidad, encontrar otro norte. Salir de aquí volando, con prisa, sin hacer la maleta, sabiendo que lo que me queda no servirá porque, simplemente, todo lo que me queda son recuerdos. Y los recuerdos no sirven si te hacen recordar cosas que no existen. Una vez tú y yo también construimos puentes entre los dos."
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