Dicen que no conoces
realmente a alguien
hasta que hablas con ellos
hasta las tantas de la madrugada.
Tomemos esto por cierto;
una primera vez, conocí
más de lo que quise,
y eso me gustó
más de lo que esperaba.
Una segunda vez,
reforzó sin quererlo
aún más
aquella primera vez.
Una tercera vez,
como algo nuevo,
causa y consecuencia
de las dos anteriores,
hizo que se repitiera
la primera.
Espero sinceramente
que no haya
una cuarta vez,
visto lo visto
y vivido lo vivido.
No por nada,
en serio,
sólo que sería
demasiado para mí.
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