Bordeando tus labios
con mis dedos,
temiendo las curvas
que acechan,
rodeando los surcos
de tus facciones,
admirando la sutileza
de tus detalles:
tu esencia, aquello que te define,
que te hace ser tú.
Pensando lo impensable,
me faltan las palabras
y el aire ante ti.
Necesitando saciarme
y sabiéndome a poco
el roce de tu piel
con la mía,
como huracanes
que chocan
y provocan
una fuerza aún mayor;
así de improbables
somos, quedando sólo
en la calma
que hay
antes de la tormenta.
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