25.5.12

Para siempre.

-Dime, ¿cuántas veces has llorado hasta quedarte dormida? ¿Cuántas veces has tenido que ocultar cómo te sientes realmente y aparentar estar bien? ¿Cuántas veces has acabado pensando en eso que no querías recordar? ¿Cuántas veces has llorado en silencio para que nadie te escuchase? ¿Cuántos gritos te has reprimido? ¿Cuántas veces hemos hablado de esto y has acabado llorando abrazada a mí? ¿Realmente crees que esto puede seguir?
Ella guardaba silencio mientras observaba el suelo. Sabía de sobra que llevaba razón, y sabía a dónde iba a llegar todo eso: acabaría con los ojos empapados en lágrimas, como bien había dicho. Es cruel que te enseñen a ser optimista para, más tarde, darte una patada; porque tú vas a seguir buscándole la parte buena a esa patada. No tenía nada más que hacer, no quería hablar sobre eso pero, a la vez, sí quería. Necesitaba un escape, algo que la hiciera desconectar. En estos tiempos era, cuanto menos, fácil. Pero para eso había acudido a quien sabía que nunca le iba a abandonar.

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