Simplemente... Me faltó. Sí, lo noté, noté un hueco, un vacío extraño que hacía tiempo que no notaba. Incluso llegué a hacer medio recorrido para ir a por el teléfono; la verdad es, que faltó muy poco. Y fue ahí cuando me di cuenta de verdad de que me faltaba. Para qué engañarnos, sabía que yo no iba a actuar. Que por muy mal que estuviera o necesitara ese pilar, no iba a ir a buscarlo. Y mucho menos si decidió irse sólo... No, definitivamente no. Me hacía falta, pero me di cuenta de que ya no me quedaba nada de él.
Sobra orgullo, falta valor.
Sobran palabras, faltan hechos.
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